
PORQUE YA NO ESTÁS
Porque ya no estás,
salgo a caminar sobre el áspero pellejo de las calles;
negándome a aceptar
que he salido a variar mis sentimientos;
que he comenzado a avivar,
la llama quejumbrosa
que entibia tu recuerdo.
Porque ya no estás,
veo desbarrancarse el tiempo
por la espalda de vencidos calendarios;
y ajusto el cinturón de mustias inquietudes.
Voy amontonando a mi silencio,
incertidumbres sospechosas.
Voy trizando en las noches
los reflejos del cielo, con las manos;
y crujen las bisagras de mis rudos cansancios e impotencias.
Porque ya no estás,
se desordenan los atardeceres en el quicio de mis soledades;
y se arrinconan,
en los recodos de mi desesperanza.
Me falta todo;
se embarcan las alegrías y huyen a otra parte.
Se ausentan las mariposas,
que danzan en los días de sol sobre las flores.
Porque ya no estás,
es un contrabandista de tristezas
el desamparo de palabras, llamadas a silencio;
y hasta la lluvia acalla
el teclado musical de las ventanas.
Cuando no estás,
se apagan las luces retoñando en las pupilas,
y la luna espía por su redondez amanecida,
la inhóspita intemperie que en mi alma se avecina.
Se inicia la proscripción de los proyectos,
sobre el brioso corcel que cabalga desventuras;
y parte desde el centro perfecto del silencio,
el deseo de escuchar
el milagro sonoro de tu voz...
Porque ya no estás,
el viento emborracha a las veletas
sobre las crestas rojas de las casas,
que se levantan a la vera del río,
allí donde se ahogan los espejismos de mi suerte;
y donde se arrodillan vencidas las promesas
de amor, que tantas veces nos hicimos.
Porque ya no estás,
mi corazón es un caballo desbocado,
que relincha por la ausencia de un jinete,
que detengan sus pasos apurados;
y que borre de las luces nocturnales
que iluminan el cielo por las noches,
este derroche tumultuoso,
que puebla mi mente de designios,
sobre la hostilidad de todos los abismos.
© 2008 Alma Mateos Taborda (princesa_azul)
Porque ya no estás,
salgo a caminar sobre el áspero pellejo de las calles;
negándome a aceptar
que he salido a variar mis sentimientos;
que he comenzado a avivar,
la llama quejumbrosa
que entibia tu recuerdo.
Porque ya no estás,
veo desbarrancarse el tiempo
por la espalda de vencidos calendarios;
y ajusto el cinturón de mustias inquietudes.
Voy amontonando a mi silencio,
incertidumbres sospechosas.
Voy trizando en las noches
los reflejos del cielo, con las manos;
y crujen las bisagras de mis rudos cansancios e impotencias.
Porque ya no estás,
se desordenan los atardeceres en el quicio de mis soledades;
y se arrinconan,
en los recodos de mi desesperanza.
Me falta todo;
se embarcan las alegrías y huyen a otra parte.
Se ausentan las mariposas,
que danzan en los días de sol sobre las flores.
Porque ya no estás,
es un contrabandista de tristezas
el desamparo de palabras, llamadas a silencio;
y hasta la lluvia acalla
el teclado musical de las ventanas.
Cuando no estás,
se apagan las luces retoñando en las pupilas,
y la luna espía por su redondez amanecida,
la inhóspita intemperie que en mi alma se avecina.
Se inicia la proscripción de los proyectos,
sobre el brioso corcel que cabalga desventuras;
y parte desde el centro perfecto del silencio,
el deseo de escuchar
el milagro sonoro de tu voz...
Porque ya no estás,
el viento emborracha a las veletas
sobre las crestas rojas de las casas,
que se levantan a la vera del río,
allí donde se ahogan los espejismos de mi suerte;
y donde se arrodillan vencidas las promesas
de amor, que tantas veces nos hicimos.
Porque ya no estás,
mi corazón es un caballo desbocado,
que relincha por la ausencia de un jinete,
que detengan sus pasos apurados;
y que borre de las luces nocturnales
que iluminan el cielo por las noches,
este derroche tumultuoso,
que puebla mi mente de designios,
sobre la hostilidad de todos los abismos.
© 2008 Alma Mateos Taborda (princesa_azul)
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