y sin darnos cuenta, seguimos jugando.
Tal vez, presentimos, pero sin embargo,
ambos negamos de que nos amamos.
Si te pienso tanto y tú me reclamas,
es señal que algo nos está pasando;
pero vos lo niegas y yo también lo niego,
yo, porque no quiero y vos por tener miedo.
Sin embargo creo que los dos sabemos,
que atacamos juntos a un amor que exige
que sinceramente, ambos, nos pensemos,
y nos confesemos sin tenernos miedo.
Aunque vos no puedas y aunque yo no quiera,
llegará ese día en que entenderemos,
y que el amor nos diga desde su silencio,
que ya no es posible de que simulemos.
El amor nos crece por la piel y el alma
y desde muy adentro nos embriaga el ritmo,
con la placidez sublime de una plegaria
y como si del cielo nos bajara un guiño.
Pero simulas quererme y simulo creerte
sin caer en las redes de los sentimientos;
pero creo que no debo y que vos no debes
a un amor sincero, someterlo a juegos.